Educar las emociones implica confiar en el niño, creer en su sabiduría interior, saber que cada uno posee en su interior los recursos oportunos para crecer y desarrollarse. Simplemente necesita un acompañamiento respetuoso para hacerlo.
Educar no implica imponer, sino dar espacio, ofrecer estímulos y crear el ambiente y el entorno adecuados para que cada mente se vaya abriendo a su manera, a su ritmo y, sobre todo, disfrutando del proceso.
Este libro es una guía que permitirá a padres, madres y educadores crear ese espacio con prácticas, de diez a quince minutos, en las que el niño, a través de visualizaci ...